Busca tu equilibrio (también en Navidad)
“De perdidos al río”
“Total para lo que queda de año”
“En Enero ya empiezo”
Estas son algunas de las frases que nos decimos a nosotras mismas para acallar esa vocecita interior y autoconvencernos de que mañana será mejor, de que mañana tomaremos mejores decisiones, de que mañana ya empezaremos la dieta.
Dejamos a nuestra yo del futuro esa responsabilidad. La de decidir tomar mejores decisiones en cuanto a nuestra salud y bienestar se refiere, creyendo que si pasamos la bola y cerramos los ojos el problema desaparecerá.
Uno de los errores más frecuentes que solemos cometer es el de pensar que la época que estamos viviendo no es más que un paréntesis en nuestra vida. Y en este intervalo de tiempo nos permitimos saltar la “dieta” y satisfacer todos esos deseos que hemos reprimido el resto del año.
Ahí es precisamente donde está el error. En esa palabra de 5 letras: D-I-E-T-A
Vivimos en modo dieta (entendiendo dieta como restricción, prohibición y sacrificio) el resto del año y, cuando llegan estas fechas, nos permitimos esos dulces que antes teníamos prohibidos, nos permitimos esas copas que hasta el momento negábamos, nos permitimos esas comilonas navideñas dejando en un segundo plano nuestra lechuga y pechuga.
Nos permitimos ahora lo que antes nos negamos.
Otra vez nos encontramos posicionándonos en uno de esos dos extremos de nuestro amplio espectro de elecciones.
Cómo nos gustan los blancos y los negros. Cómo nos gusta posicionarnos.
En ese pensamiento del “todo o nada” no hay cabida para el término medio, y si nos desviamos un poco de nuestro camino, podemos llegar a experimentar emociones y pensamientos que nos causan malestar con nosotras mismas, como pueden ser la frustración, el autocastigo, el enfado o la irritabilidad por no haber hecho “las cosas bien”.
El pensamiento polarizado nos mantiene en un estado de #mecomotodoloquepillo en vacaciones y, por otro lado, #sigounadietaestricta el resto del año.
Necesitamos aprender a movernos en la ambigüedad. Necesitamos liberarnos de esos grilletes que nos mantienen encadenadas. Necesitamos aprender a vivir sin etiquetas ni ataduras, tanto en el ámbito de la nutrición como en otros aspectos de nuestra vida.
Detente un momento y reflexiona acerca de cómo podrías dar ese primer paso hacia una vida más flexible y equilibrada.
Esta nueva perspectiva, la de moverte en esa escala de grises, te permitirá ser más resiliente y amable contigo misma.
Y aunque parezca una tarea imposible, en Navidad también se puede alcanzar ese equilibrio.
Empieza desde hoy a hacer mejores elecciones y, cada vez que se te presente un nuevo reto, busca dónde estaría ese término medio antes de tomar una decisión.
Puedes por ejemplo comer algún dulce o turrón los días de fiesta sin tener que atiborrarte. Puedes tomarte una copa de champán para brindar sin tener que abusar del alcohol.
Puedes disfrutar de una comida típica navideña, pero escuchando a tu cuerpo y sin necesidad de comer hasta sentirte demasiado empachada y molesta.
Puedes también incorporar algo de actividad física como una caminata diaria o alguna actividad familiar que requiera movimiento.
Si eres tú la que va a preparar alguna de las comidas navideñas, siempre puedes innovar con algún plato diferente elaborado con ingredientes más saludables.
Si algún día comes más de la cuenta y al día siguiente te sientes demasiado llena, escucha a tu cuerpo y ofrécele lo que necesita. No te fuerces si tu cuerpo no está preparado.
Como ves, no se trata de darle a tu cuerpo todo lo que antes le negabas durante 2 semanas consecutivas para luego volver a la restricción. Tampoco se trata de comer de forma impulsiva y adoptar posteriormente conductas compensatorias.
Puedes seguir disfrutando de estas fiestas desde la posición de la auto escucha y percepción corporal. Poniendo el foco en tus necesidades y en tu bienestar y buscando siempre ese término medio.
Practica la asertividad contigo misma y decide qué es lo que quieres y lo que no. Ten claro cuáles son tus límites y no te dejes arrastrar por las expectativas que tienen los demás sobre ti.
Escúchate y sé amable contigo misma, pero no solo en estas fechas, sino cada día de tu vida.
Te deseo unas fiestas llenas de mucha auto escucha, mucho auto amor, mucha auto aceptación y muchas, muchas risas.
Nos vemos a la vuelta de las vacaciones.