No todas las grasas son iguales

Hasta hace unos años el consumo de los productos light o zero estaba en pleno apogeo.

Se publicitaban, compraban y consumían este tipo de productos de una manera descontrolada, independientemente de la situación vital de cada una.

Era el boom de la cultura de la dieta, del conteo de calorías.

Afortunadamente, en los últimos años se está viendo que esta moda de lo light está decreciendo.

Poco a poco vamos aceptando que las grasas no son las malas de la película y dejamos de temer su consumo.

La grasa es un macronutriente que cumple un montón de funciones:

-        Aporta energía.

-        Es un precursor para la síntesis de hormonas sexuales, ácidos biliares y vitamina D.

-        Permite el transporte de vitaminas liposolubles.

-        Forma nuestro panículo adiposo para protegernos del frío.

-        Forma parte de nuestras membranas celulares.

-        Nos aporta saciedad y palatabilidad.

¡Hasta nuestro cerebro es un 60% grasa!

Pero no todas las grasas son iguales y es importante que aprendas a distinguirlas.

Aquí te dejo una clasificación de los diferentes tipos de grasas:

1.      Grasas saturadas: Son sólidas a temperatura ambiente y abundan en la grasa de los animales y en los aceites de coco y palma.

2.      Grasas insaturadas:

a.      Mono-insaturadas: Se encuentran en el aceite de oliva, en las aceitunas, en el el aguacate y en algunos frutos secos.

b.      Poli-insaturadas:

i.     Ácidos grasos Omega-3: Se encuentran en algunos frutos secos (nueces), en semillas (chía y lino), en los pescados azules y en sus aceites y en carnes de animales alimentadas con pasto.

ii.     Ácidos grasos Omega-6: Se encuentran en aceites vegetales (girasol, maíz, soja, aceites de semillas…), en frutos secos y semillas, y en carnes procesadas y procedentes de animales alimentados con semillas.

3.      Grasas trans: Son el resultado de la hidrogenización de los aceites vegetales. Se encuentran de forma natural en las carnes y de forma artificial en productos ultra procesados (pizzas, hojaldres, bollería, tartas…)

Dentro de este mundo tan amplio de las grasas, lo más importante es que prestes atención a tu consumo de ácidos grasos omega 3 y omega 6.

Los ácidos grasos Omega 3 tienen una gran cantidad de efectos beneficiosos:

-        Tienen una potente actividad antiinflamatoria.

-        Participan en el desarrollo visual y del sistema nervioso.

-        Intervienen en el desarrollo del sistema inmune.

-        Reducen el riesgo cardiovascular.

-        Incrementan la sensibilidad a la insulina.

Por contrapartida, los ácidos grasos Omega 6 tienen una actividad proinflamatoria y su ingesta elevada se ha asociado con un aumento en la incidencia de enfermedades como las enfermedades cardiovasculares, el cáncer, la diabetes, la obesidad, enfermedades autoinmunes, asma y depresión, entre otras.

Para que te hagas una idea, el ratio entre los ácidos grasos Omega 6 y 3 en la era paleolítica era de 0.79, mientras que hoy en día, este ratio en los países occidentales es de 16

Hay estudios que indican que un ratio bajo se asocia con una disminución de la mortalidad total en un 70%, con una mejoría de los pacientes con asma y con una reducción de la proliferación celular en pacientes con cáncer colo-rectal.

A efectos prácticos, lo que podemos hacer en nuestro día a día para mejorar nuestra salud de forma global, es reducir este ratio lo máximo posible.

¿Y cómo lo podemos hacer?

Aumentando el consumo de alimentos ricos en ácidos grasos omega 3 y reduciendo el consumo de alimentos ricos en omega 6.

Aquí te dejo unos ejemplos prácticos para que te resulte más sencillo:

-        Sustituye los aceites vegetales y de semillas por aceite de oliva virgen extra.

-        Compra las latas de pescado en aceite de oliva en lugar de girasol.

-        Incorpora pescado azul a tu menú semanal tantas veces como puedas.

-        Elige carnes de animales alimentados con pasto en lugar de carnes procesadas y de animales alimentados con pienso y semillas.

-        Elige huevos ecológicos código 0.

-        Consume con moderación los frutos secos y las semillas.

En algunos casos, también se podría optar por suplementos de EPA y DHA de calidad.

Espero que esta información te haya resultado útil y, si quieres saber más sobre este tema o necesitas una ayuda en tu caso particular, escríbeme un correo a hola@emedemarta.com