Aunque esta palabrita tan larga y difícil de vocalizar parezca un trabalenguas, no lo es.
En realidad se trata de una disciplina sanitaria que estudia la salud y la enfermedad desde la interacción que existe entre la mente, el sistema nervioso, el sistema inmune y el sistema endocrino, y cómo esta interacción influye en el funcionamiento global de nuestro organismo.
“¿Y por qué me vienes ahora con esto?”, te preguntarás.
Pues porque es algo en lo que ando metida desde hace varios meses y quería compartirlo por aquí contigo.
En una newsletter que publiqué hace unos meses titulada “cómo mi piel me salvó” (si todavía no la has leído te invito a que lo hagas) te contaba resumidamente una situación personal bastante complicada por la que pasé el año pasado y que en esa época limitó bastante mi calidad de vida.
Como soy de las que opinan que de toda situación se aprende algo, en ese caso me llevé un gran descubrimiento que a día de hoy se ha convertido en otra forma de percibir y practicar la medicina, la Psiconeuroinmunología clínica (PNIc).
Gracias a la visión que me aportó en su momento esta disciplina sanitaria, pude entender de un modo más profundo lo que le estaba sucediendo a mi organismo, el por qué me estaba ocurriendo y cómo podía abordarlo.
La PNIc le dio respuestas a estas tres grandes preguntas:
¿Qué?, ¿Por qué? y ¿Cómo?
Hasta ahora, a través de la medicina convencional, me centraba solamente en el qué y en el cómo:
“¿Qué está ocurriendo?” (necesitaba un diagnóstico)
“¿Cómo puedo solucionarlo?” (necesitaba un tratamiento)
Pero estaba obviando la pregunta más importante de todas:
“¿Por qué está ocurriendo esto?”
La medicina a la que estamos acostumbradas normalmente busca paliar el síntoma de la enfermedad:
- Tienes dolor de cabeza, tómate un analgésico.
- Tienes ardor de estómago, tómate un protector.
- Tienes insomnio, tómate una benzodiacepina.
- Tienes dolor muscular, tómate un antiinflamatorio.
- Tienes picor en la piel, tómate un antihistamínico.
Pero sin ir al origen, a la raíz del problema.
Y esta es la principal diferencia entre la medicina alopática y la medicina integrativa.
El objetivo principal de esta última va más allá de resolver el problema de salud.
La medicina integrativa pretende buscar el origen de las patologías para poder abordarlas desde la raíz y así evitar que se reproduzcan.
Con esto no quiero decir que una sea mejor que la otra, por supuesto.
Dentro de la medicina hay espacio para ambos abordajes y cada uno de ellos tiene su razón de ser.
Si tengo apendicitis no iré a que me receten suplementos o a meditar, sino que correré al hospital a que me opere un cirujano.
O si tengo una infección grave no voy a curarme por mucha cúrcuma u omega 3 que me tome, sino que tendré que ir al médico para que pueda darme los antibióticos que necesito.
En un mundo ideal los médicos tendríamos más tiempo en la consulta por paciente, para poder centrarnos más en la persona que tenemos delante, en sus hábitos de vida, en sus rutinas, en sus necesidades, en sus miedos, y no centrarnos únicamente en la enfermedad, en las pruebas médicas, en las analíticas y en los fármacos.
De hecho, si nos centrásemos más en la primera parte (la de la escucha y empatía), podríamos ahorrarnos gran parte de la segunda (la de las pruebas y tratamientos).
Pero en el mundo real esto no ocurre así. O bien no hay tiempo para hacer un abordaje integrativo o bien no hay ganas (todo hay que decirlo).
Y yo estoy en un punto de mi vida en el que apuesto por otra forma de hacer medicina.
Apuesto por la Medicina Integrativa como una forma de conectar con el paciente y ayudarlo a otro nivel. Trabajando juntos para descifrar qué le está ocurriendo, cuál es el motivo que hace que no acabe de sentirse él mismo, cuáles son esos bloqueos que no le permiten avanzar hacia la recuperación de su salud y desde dónde podemos abordarlos para conseguir sanar desde la raíz.
Cuando descubres qué es aquello que está causando tu problema de salud y qué hacer para solucionarlo, tu vida comienza a cambiar.
¿Quieres sanar desde la raíz? Escríbeme un correo a hola@emedemarta.com
Estaré encantada de acompañarte en tu viaje personal de recuperación de la salud.
Pero que tan de acuerdo estoy contigo!!! Cómo paciente lo vivo como describes, por cualquiera de las razones que expones, o por la suma de ellas, la sanidad, en general, va parcheando, pero no indaga en el origen, con intentar salir del paso ya está. Esperemos que esto pueda cambiar, por lo que voy leyendo creo que estamos empezando a darnos cuenta y a concienciarnos. Saludos! Belén.