Si eres mujer esto te interesa, ya que tarde o temprano te encontrarás en esta etapa ineludible de tu vida (si no estás ya en ella experimentando los primeros síntomas).
Hoy vengo a hablarte de la perimenopausia.
Y es que la perimenopausia, también conocida como transición a la menopausia, es esa etapa vital previa a la menopausia en donde tu cuerpo empieza ya a experimentar los primeros cambios hormonales asociados a la menopausia.
Suele comenzar alrededor de los 40 años de edad y puede durar varios años. El fin de esta etapa lo marca el cese definitivo y mantenido de la menstruación o etapa fértil, dando comienzo a la menopausia establecida.
Quizás en estos momentos ya estés experimentando alguno de los síntomas asociados a esta etapa vital, como son:
- Ciclos menstruales irregulares (con variaciones en la frecuencia, duración o flujo).
- Sofocos y sudoración excesiva.
- Fluctuaciones en el estado emocional.
- Sequedad vaginal.
- Disminución de la líbido.
- Dificultad para conciliar el sueño.
O puede que en tus últimas analíticas ya hayas detectado alguno de los siguientes signos:
- Aumento de los niveles de colesterol.
- Disminución de los niveles de vitamina D.
Aunque los indicadores analíticos más específicos que marcarán el inicio de la menopausia son los siguientes:
- Niveles altos de FSH (hormona foliculoestimulante) y LH (hormona luteinizante).
- Niveles bajos de estradiol y progesterona.
Estos últimos marcadores hormonales no suelen solicitarse de forma rutinaria, ya que el diagnóstico de la menopausia suele establecerse mediante una clínica compatible: cese definitivo de la menstruación y aparición de algunos de los síntomas mencionados.
El caso es que las hormonas responsables de todos estos cambios que podemos llegar a experimentar son nuestros amigos los estrógenos.
En la etapa fértil estas hormonas tienen un montón de implicaciones beneficiosas para nosotras:
- Controlan los niveles de colesterol y triglicéridos en sangre.
- Regulan la presión arterial y favorecen la sensibilidad a la insulina.
- Reducen el riesgo de desarrollar placas de ateroma en los vasos sanguíneos.
- Aumentan la densidad mineral ósea, reduciendo el riesgo de desarrollar fracturas patológicas.
- Distribuyen la grasa corporal en caderas, muslos y piernas (distribución ginecoide)
Los estrógenos son, en definitiva, las hormonas protectoras de la salud cardiovascular de la mujer.
Y claro, cuando los niveles de estrógenos caen al llegar la menopausia, imagínate la fiesta que se monta:
- Nuestros huesos se vuelven más frágiles.
- Nuestra grasa se deposita en otros lugares, preferiblemente en abdomen y espalda baja (distribución androide)
- Nuestros niveles de colesterol y triglicéridos aumentan.
- Tenemos mayor riesgo de presentar resistencia a la insulina.
En definitiva, aumenta nuestro riesgo cardiovascular.
Pero que tengamos una predisposición hormonal a desarrollar estas condiciones, no significa necesariamente que vaya a ocurrir. Sobre todo, si ponemos de nuestra parte para cuidarnos lo máximo posible durante esta etapa y las posteriores que vendrán.
Normalmente, cuando hablas con una mujer acerca de la menopausia, lo que más vértigo le suscita es la ganancia de peso.
Y sí, si bien es cierto que hay una mayor redistribución de la grasa corporal a nivel abdominal y un descenso de la masa muscular, además de muchos otros factores que pueden conducir a una ganancia ponderal, esto no quiere decir que debamos resignarnos a ello.
Si estás transitando esta etapa vital quizás te des cuenta de que no te resulta tan sencillo perder esos kilos de más como hacías antes.
Pero si te pregunto acerca de los hábitos que estás manteniendo para intentar bajar de peso, probablemente sean los que empleabas con anterioridad.
Y es que amiga, debes saber que tu cuerpo, tus hormonas y tu metabolismo ya no son los de antes.
Ahora más que nunca necesitas cuidarte más, mucho más.
Y con cuidarte no me refiero a hacer dietas restrictivas y pasar hambre durante un tiempo determinado para luego volver a los viejos hábitos.
Cuidarse implica mantener ciertos hábitos y rutinas diarias saludables que nos ayuden a transitar esta etapa de la mejor forma posible.
Y sí, probablemente haya que hacer alguna renuncia (o pacto con una misma diría yo), pero es el precio mínimo que debemos pagar para vivir más y mejor.
¿No crees que vale la pena?
Si te interesa que continúe hablando sobre la peri/menopausia y algunas estrategias de cómo abordarla, escribe la palabra “menopausia” en los comentarios de esta entrada.
Menopausia!!