A nuestro cerebro dicotómico (ese que está ubicado en los extremos opuestos de la escala) y del que ya os hablé en alguna ocasión, le encanta encasillar a nuestras acciones, pensamientos, actitudes o emociones como buenas o malas, aceptables o inaceptables, válidas o no válidas.
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Lo que resiste, persiste
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A nuestro cerebro dicotómico (ese que está ubicado en los extremos opuestos de la escala) y del que ya os hablé en alguna ocasión, le encanta encasillar a nuestras acciones, pensamientos, actitudes o emociones como buenas o malas, aceptables o inaceptables, válidas o no válidas.